viernes, 11 de diciembre de 2020

PIETRO IL BELLO


 Hay una definición de este gobierno que circula por todas partes. Es como un apellido compuesto, de esos que  van unidos con un guion, conjunción o preposición: Pi y Margall, Sánchez-Arjona, Ponce de León, gobierno social-comunista. La usan propios y extraños a todas horas, o eso creía yo. Sin embargo, Pedro Sánchez la rechazó en Tele 5, en una entrevista, con el gesto de quien detecta un mal olor o una infamia inmerecida. El otro Pedro, Piqueras, le extendió una alfombra roja y el presidente se despachó a gusto. Habló de "supuestas dictaduras soviético-bolivarianas" como conspiranoias "lunáticas" y apuntó al Partido Popular. Es una reacción muy reveladora, precisamente por las palabras escogidas. La primera parte del insulto, "social", (sin el "ista") no creo que le parezca el apelativo de un expósito. Si la segunda no le gusta (comunista) debió haberlo pensado antes. Es el presidente del gobierno, sí, pero lo es de la primera coalición de la democracia. Pablo Iglesias, su socio, se ha referido a ellos mismos en el Congreso y con tonillo amenazante. "¡¡¡Hay gobierno social-comunista para rato!!!" Una vicepresidencia y cinco ministerios no son moco de pavo. Yolanda Díaz no se esconde y Garzón tampoco. 
No sé si ese día estaba Sánchez en la cámara o no. Aunque no estuviera, sobran quienes le soplen por lo bajinis lo que el otro canta. Aquí entre nosotros: ¿cómo va a ser comunista este cortesano de mangas cortas? Vive en palacio, es servido, traído, llevado y ahora abucheado. El comunismo es cutre, tiene mala prensa, no se lleva. El comunismo fracasa en sus propias bases. El comunismo es histérico, resentido, viejuno. El comunismo es...el comunismo. Más que social-comunistas son socios capitalistas. Viven bien, mejor que bien. El igualitarismo y todo eso es una letanía, un coñazo. Ni comunismo ni leches.
Pedro Sánchez es muy hábil al modular la voz en plan yerno favorito, o persona decente ultrajada injustamente. Tal y como hizo San Pedro, niega tres veces (y las que haga falta) a nuestro Jesucristo Superstar, de apellido Iglesias. Un día de estos se tiran de los moños. No creo que estén jugando al poli malo y poli bueno. 
Mutatis mutandis, llegamos a la parte más interesante. Aquella en la que Pietro il bello, (como lo llaman en Italia) se defiende atacando. Algunos, dice, pretenden que va a instaurar una dictadura bolchevique, ¡señores de la derecha!, ¡un poquito de por favor! Es el suyo un truco muy burdo. Seguro que ha preparado la estrategia con Iván, el terrible, más listo que el hambre. Lleva el lenguaje al extremo para obligarnos a retroceder, desde el bolchevismo (¡calle!, ¡calle!) hasta la social-democracia monda y lironda. 
Lo de social-comunista, pues, es un invento de la oposición para desestabilizar. Son los creadores de discursos de odio. Nos recuerda que lleva casi mil días en el gobierno y aquí no hay moros en la costa. Todo va como la seda. La verdadera amenaza son los que apelan a una vuelta a la dictadura, la única, otra no hay. Para librarnos de ese retorno al futuro, está su señoría. No en vano sacó al generalísimo de la cripta. Velará para que no se evaporen los álitos de la resurrección perenne. En el santo sepulcro vigilan mañana, tarde y noche. Además, cuentan con los verificadores. Su misión sagrada es certificar "la verdad revelada". Estamos en una social-mordaza.
No es nada picajoso el presidente, pero tiene que denunciar las cosas como son: si gobierna el PP, entonces el gobierno es legítimo. Si no gobierna, dice, la derecha nos alerta de una conspiración judeomasónica. Uno lo oye hablar y se acuerda de sus muertos. Más de cinco mil manifestaciones en un año solo en Madrid, en el gobierno Rajoy. El "no nos representan" que engordó a su socio, ¿lo practicaron las cheerleaders en el puente de la Inmaculada? ¿Y el constante intento por expulsar a la oposición de la existencia misma? Lo que sucede cuando gobierna el PP es que uno descubre quién manda en las calles.
Este hombre no sabe ni con quién se acuesta. El Consejo de Ministros debe ser como un local de intercambio de parejas. ¡Pobre Pablo, a cuestas con su vicepresidencia segunda y sus cinco ministerios! Tu comunismo, majete, borrado del disco duro. Quizá le avergüence a Pietro il bello pasear esa etiqueta por Europa: Polonia, Ucrania, Lituania, Georgia, Letonia y Eslovaquia han eliminado partidos y símbolos comunistas, así, sin contemplaciones. Con Zapatero chalaneando por Caracas y con los antecedentes de la plana mayor de Unidas Podemos, el miedo fundado asoma como el sarpullido de la lepra. 
Los bildutarras les otorgan cinco estrellas Michelín y etiqueta negra. Otrora fueron el Partido Comunista de las Tierras Vascas. Ya lo dice su portavoz Aizpúrua, ¡queremos una república independiente! Si ustedes quieren otra, les ayudaremos. Hay que ver qué majos que son. La cosa quedaría más o menos así: por un lado, Galicia, los Países Catalanes y Euskonavarra. El resto sería la Nueva España. 
Pietro il bello lleva mil días en el gobierno. Ha salvado decenas, cientos de vidas. Es el Pedro-pablismo o el Pablo-pedrismo. ¿Social-comunismo?, ¡no, hombre, no! No hay que exagerar tanto las cosas. Cargar las tintas nunca es bueno. Este país no lo reconoce ya ni la madre que lo parió. Pobrecilla ella...  

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