sábado, 28 de noviembre de 2020

ROSA ROSAE


 Descubro que Isabel Gemio ha estrenado canal de youtube, con el título de "charlas con alma". Hay que abrirse camino y adaptarse al ritmo vertiginoso en las telecomunicaciones aplicadas al periodismo. Se trata de entrevistas, no más allá de los 45 minutos. Anteayer pude ver la que le dedicó a Cayetana Álvarez de Toledo. Iba preguntando por bloques temáticos. Llama la atención, no tanto la corrección contenida, incluso la admiración que le profesa a su invitada. Todo cambia al llegar al capítulo "feminismo". Entonces a Cayetana le toca lidiar un toro obstinado. 
La Gemio no acaba de aprobar que la diputada haya sido "tan dura" con Irene Montero. Llegó a declarar que la ministra de igualdad era "la mujer más humillada de España". La razón: una salida de tono de Pablo Iglesias (vicepresidente y pareja), al defender a su dama de ciertos ataques recibidos en calidad de servidora pública. Isabel Gemio apelaba a la llamada "sororidad". Doy por hecho que el término procede del francés soeur y trata de crear la ficción de una gran hermandad de mujeres en tanto que tales. Ya se sabe: tenemos que apoyarnos entre nosotras, ¡hermana!, ¡yo sí te creo!
Increíble que la periodista no recuerde los improperios y linchamientos que el feminismo a la izquierda le dedica a todas las que no abrazan su ideario político. Increíble que el reproche vaya en un sentido tan equivocado. A una reivindicativa Isabel Gemio no parece que le haya ido tan mal. Cayetana prefiere predicar con el ejemplo.
Le costaba mucho a Isabel aceptar que todas las mujeres no somos "una". Le costaba mucho aceptar que el feminismo está abierto en canal. Reducía (¡cómo no!) a cuatro frases esqueléticas el pensamiento de Camille Paglia (uno de los referentes de Cayetana), como si todo lo que hubiera dicho y escrito fuera que, gracias a los hombres, las mujeres disfrutan del beneficio de usar fregona.
Observaba yo su terquedad y pensaba en Lidia Falcón. Supongo que no necesita tarjeta de presentación ni visita a la wikipedia. Cómo estarán las cosas, cuando ha sido censurada y citada en un juzgado, acusada de "delitos de odio" por "transfóbica". Y es que las filas del feminismo se han desviado de su inspiración histórica y legítima. Las generalas dirigen las campañas militares como pollo sin cabeza. En esta guerra de guerrillas vale cualquier ocurrencia. Los datos empíricos y la voz de la ciencia son olímpicamente ignorados. Se organizan talleres, se imparten charlas, se imprimen carteles y folletos. Cualquier supuesta experta (o experto) sienta cátedra y alecciona a la concurrencia con "perspectiva de género". Le basta salpimentar su discurso con las palabras mágicas: visibilización, empoderamiento, sostenibilidad. El resultado, con frecuencia, es el absurdo. La metodología aplicada pervierte la materia de la que se ocupa. Hace unas semanas revisaba yo un estudio llamado "el mar en femenino". Un crimen que la Diputación se gaste los cuartos tan alegremente. Se confundía "invisibilidad" con "inexistencia". No se reconocía que las rederas y mariscadoras nunca fueron silenciadas. Como había que incluir la cuestión ecologista, se aseguraba que las mujeres siempre habían contribuido al sostenimiento de los océanos. Es decir, no depredan ni contaminan.
El objetivo es recurrente y siempre el mismo: determinar que las mujeres nacen y mueren víctimas, son inocentes de todo cargo y nunca mienten. Ahora, además, son las diosas de la creación: madre-tierra, bruja buena, hechicera. Quizá por eso en los talleres se oye lo que se oye y se ve lo que se ve. La última boutade aparecía colgada en un corcho, entre otras muchas leyendas. Alguien había escrito en una tira de papel con colorines: yo sangro todos los meses para que el mundo exista.
Asombra comprobar la reducción del varón cual cabeza de indio achicada. No me extraña que el satisfyer se venda "a precio de orgasmo" y se lleve en el neceser con el cepillo de dientes. Una mujer se basta y se sobra (¡vaya novedad!) y los hombres son patología pura. El maná seminal y el espermatozoide duermen su sueño celular en nitrógeno líquido. La violencia llamada "de género" los hace sospechosos hasta que se demuestre lo contrario. Él es el que mata y la mata "porque es mujer". Sabemos que los hombres asesinan mucho más a otros hombres que a mujeres. Estamos sofocando los datos bajo el peso de una teoría preconcebida. 
Pasa algo parecido con la clave racial de Black lives matter. Si un negro mata a otro negro, eso no es violencia. Si un blanco mata a otro blanco, ni siquiera les importa, ¡pero ay si un blanco mata a un negro! En España cuentan las cifras del ministerio, esas sí. Son abrumadoras, hasta que se examinan detenidamente. Consideran "agresión" el requiebro aislado de un albañil cuando una chica pasa por debajo de un andamio. O el control del teléfono móvil, dando por hecho que ciertas damas celotípicas no controlan a sus parejas.
El feminismo podría darse por satisfecho, si hubiera llegado al cabo de sus reivindicaciones. La frase "queda mucho por hacer" es una frase hecha que se aplica a cualquier campo. Si vemos palos en las ruedas, aunque no los haya, entonces erramos las políticas. La discriminación positiva es discriminación igualmente. 
Carmen Calvo quiere dirigir al "rebaño femenino" a las aulas tecnológicas y científicas que, al parecer, prefieren los hombres. Está dispuesta a ofrecer el primer año de carrera gratis. Hay varias teorías que tratan de esclarecer estas inclinaciones dispares. El feminismo quejica afirma que a las chicas se las desanima desde que nacen. El peso de la cultura está estudiado hasta la filigrana. El desarrollo de los individuos en sociedad es complejo, pero tiene lugar sobre unas bases. Un forense distinguiría un cerebro femenino de uno masculino a simple vista. Si no somos iguales, ¿en qué forma no lo somos?
Deberíamos entender que la violencia es un fenómeno en el que confluyen ingredientes de todo tipo. Muy frecuentemente se ejerce contra aquellos con los que interactuamosCreo que ha llegado el momento de que algunos hombres nos den la réplica. Examinemos estas cifras:
Un hombre mata a otro hombre en una proporción de cuatro por una mujer. Sufren la  práctica totalidad de los accidentes laborales. En algunos países, se jubilan más tarde, a pesar de tener una expectativa de vida más corta. También se suicidan más. Los sin techo son hombres en su mayoría. En caso de divorcio, ellas consiguen casi siempre las custodias. Allí donde había una mujer "mantenida" había un hombre sobre el que recae todo el peso de proveer a la familia. La cruz de ella era también una cruz para él. En España, ellos cumplieron el servicio militar, hasta que fue abolido. Ejercen en los trabajos más sucios, más duros, peligrosos. Nosotras hemos conquistado los pantalones, además de la falda, ¿dónde están las ventajas en el heteropatriarcado? Las chicas, nos dicen, ya no quieren ser princesas. A menudo son ecologistas que se tiñen el pelo y se inyectan tinta subcutánea para tatuarse. Ser príncipe y salvar a la bella del sueño de la muerte es un papelón: montado en un caballo alado, tienes que sustituir a Dios. 

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