Rezo para que Cayetana Álvarez de Toledo abandone la actividad política. Sería la segunda vez. Ganaremos una analista y articulista de primerísimo orden. Se ve que la inteligencia (y la mejor voluntad) no tienen cabida en el Congreso del bla, bla, bla...Su discurso era el único que merecía la pena. Y es que a Cayetana hay que conocerla. Basta haberla seguido todos estos años (docenas de artículos, conferencias, intervenciones públicas) para saber que su pecado original es defender la libertad y la razón, patrimonio de seres libres e iguales.
Alimentaba un sueño dorado (y urgente), por así decir: aglutinar en el más noble constitucionalismo al mayor número de fuerzas posible. Entendiendo por constitucionalismo el imperio de la Ley (y de su espíritu). No ha podido ser...
Como dijo Alfonso Ussía, a muchos les molesta que tenga el cuello muy largo. Cosas de la anatomía, ¿qué culpa tiene ella? Hoy mismo, un memo del tertulianismo la acusaba de "supremacista", (¡ahí es nada!) porque, según él, la señora marquesa cree tener siempre la razón. Confundía Bolaños convicción con instinto ario. Nada me sorprende a estas alturas del mal periodismo, es decir, casi todo. Doña Cayetana estuvo en la diana desde el mismo día de su nombramiento. De sus discursos se ha hecho un fuera de contexto continuo, manipulador, malintencionado, puritano.
Ayer en la Sexta empezaron por decir que había sido "agresiva" en Cataluña, el día en que las hordas quisieron arrojarla a la hoguera. Es decir, la culpa la tuvo ella, y no quienes la linchaban. Se rasgaron las vestiduras recordando la réplica inteligente que le dio a la ministra María Jesús Montero, cuando los socialistas quisieron enredarse legislando el "solo el sí es sí".
La acusan de ser ultraderecha, por arte de birlibirloque. Otro tertuliano despistado, en 13 TV, la situaba muy cerca de VOX. Poco la ha leído y escuchado, para hacer una afirmación tan de taberna. Dicho sin rodeos: a Cayetana VOX no le gusta nada.
Es verdad que ha estado en FAES, ¿y qué? Es un think tank tan válido como cualquier otro. Toda iniciativa creada para el intercambio de ideas (y no de mamporros) es buena y constructiva. Si no, que se lo digan al Vicepresidente Segundo y a la ministra de igualdad, que están viviendo su propio (y aprovecho para condenarlo) calvario personal.
Particularmente solo le afeo una frase a Cayetana. Aquella en la que llamaba a Pablo Iglesias "hijo de terrorista". Más allá de los hechos (el señor Iglesias padre fue miembro del FRAP y a su hijo le gusta reconocerlo en Twitter, alardeando de que su padre ha sido frapero), ella misma acababa de afirmar, un segundo antes, que los hijos no tienen la culpa de lo que hacen sus padres.
Doña Cayetana fue muy crítica (y eso me duele) con el período de Mariano Rajoy. Fueron años dorados para ella, en el mejor periodismo. El Mundo le reservaba doble página un día a la semana. A sus artículos pocos le hacían sombra. Conforman un corpus ideológico limpio, nítido, positivista. Son un monumento a la racionalidad, a la concordia, a la modernidad. Es verdad que no le duelen prendas, si tiene que ser azote de nacionalismos. Por eso (aunque no solo) me gusta tanto.
Casado la mandó a Cataluña, a batirse el cobre. Sabía lo que hacía, ¿acaso no? Ahora le da puerta y le reprocha los servicios prestados. Los partidos son trituradores humanos. La defendió, cuando se desmarcó de la concentración del 8 de marzo. Y es que Cayetana es feminista en grado superlativo. Dijo de ella que es "una mujer libre", y lo es, ¿cómo iba a apoyar una convocatoria que condenaba a la incompatibilidad su feminismo con su ideario político?
Se dice que ha metido la pata, cuestionando al rey. Pero, ¿qué pata ni qué pato? Nadie como esta historiadora por Oxford ha defendido la monarquía en los momentos más difíciles. Afirma que el rey es el máximo exponente de los principios republicanos.
Son muchos los que concuerdan en destacar las virtudes de la señora marquesa: es inteligente, de verbo vibrante, brillantísima. Bieito Rubido sostenía ayer que el partido no puede depender de la persona Álvarez de Toledo. Pero es que Cayetana representa un proyecto integral.
Alega Casado que la portavoz desafiaba su autoridad. Quizá habría que darle la vuelta al argumento. Cayetana observaba ya una deriva en el partido que no era la pactada. ¿Y si el que sobra es el candidato? Nos perdemos en etiquetas como "centralidad" (Casado) versus "radicalidad" (Cayetana). Otro insigne tertuliano apuntaba que Casado "quiere un partido como el de Feijóo". Después los mismos dicen que Feijóo comparece sin las siglas, de espaldas al PP. Y añaden que ese ha sido su gran acierto.
Fue Cayetana la que propuso libertad de criterio en cuestiones morales. Cuentan que sus compañeros se quedaron patidifusos. Siempre ha defendido que un partido no puede (ni debe ser) una secta. Lo que a otros se les aplaude, a ella se le reprocha.
Tengo para mí que el nombre de pila no le iba bien a la portavoz saliente. Antes que ella existió otra doña Cayetana, la duquesa, de la Casa de Alba. Y es que, entre duquesas y marquesas, la gente se hace un lío. Como diría Sánchez Dragó (citando a Ortega), el pecado de los españoles es la aristofobia.
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