jueves, 12 de julio de 2018

EL SÍ DE LAS NIÑAS

No necesariamente los detractores de una ley son lo mejorcito de la sociedad. Eso no significa que esa ley sea deseable para los detractores de los detractores. A menudo, la guerra política no es más que un burdo seguidismo de una opinión pública "en trance": no parece lo más adecuado y, en el mejor de los casos, todo lo que obtenemos es lentejuelas para hoy y hambre para mañana.
Pensé que la pandemia ME TOO remitiría, después de su fase más virulenta. Muy al contrario, su sintomatología pertinaz ofusca (si no algo peor) a un gobierno en situación de mero interinaje. Hay un antes y un después de la sentencia aún no firme de "La manada". Lo difícil es entender exactamente por qué.
Sólo conozco un caso en el que una mujer puede pronunciar un SI audible ante una comunidad que figura como testigo. Es el SI QUIERO de los altares, muy rebajado (ya desde hace tiempo) en bodas informales de todo tipo. Hubo un momento en el que ese SI QUIERO fue la máxima aspiración de buena parte de la comunidad Gay. Reclamaban su derecho a contraer matrimonio, como ya no deseaban hacerlo tantos heterosexuales, más partidarios de "la pareja de hecho"
Un SI es una afirmación categórica. No tiene fallas ni fisuras. Ya se habla (un tanto irreflexivamente) de "sexo con contrato", ¿quién puede imaginar a una mujer haciendo el amor, obligada porque ha firmado un papel y por tanto no puede desdecirse? Eso no pasa ya ni en el matrimonio. Con el tiempo, ambos cónyuges acaban siendo camaradas de vida, hermanos. Las relaciones se van espaciando e incluso desaparecen del todo. El débito conyugal no se invoca a estas alturas.
En alguna tradición el SI inicial no podía revocarse. Era el SI de un hombre "dispuesto a casarse" pongamos que con la hija del vicario. Si había comprometido su palabra, ese SI no podía convertirse en un NO, humillando a su prometida, con un abandono de última hora.
Quizá se hayan dado muchos síes que eran, en realidad, noes. Algunas (y algunos) empiezan a arrepentirse ya en la luna de miel. Por eso, el SI de ahora es un SI muy restringido: o dices SI o todo el resto (¿?) es un NO.
Sé que pisamos terreno sexual y con más motivo. No estamos para bromas (o sí) y con más motivo. Esto del SI y del NO no llega ni a trabalenguas. Me pregunto cómo concibe Carmen Calvo una secuencia de hechos, cuando menos, realista.
Estamos hablando como si en España la violación no fuera delito. Uno de los gritos de guerra en las calles ha sido NO ES NO. Y yo me pregunto: ¿qué vale un NO ante un violador, si lo que busca precisamente es rebajar y someter a su víctima?
Entre noes y síes nos estamos haciendo un lío inmenso. El repertorio gestual del cortejo es bastante claro y estereotipado. Están los Clèrambault, que se obsesionan con alguien y lo acosan hasta amargarle la existencia. Por más duro que resulte, la gente normal discierne un NO, aunque desee un SI.
No estaría de más decirles a nuestras jóvenes que el mundo no es seguro. Las chicas son guerreras y quieren transitar por la calle sin incidentes. El riesgo cero no existe, ni en España ni mucho menos en otros países. Ser cautas sería un signo de buena educación e inteligencia práctica. Sin ir más lejos, en el Reino Unido el riesgo es mayor para los hombres que para las mujeres. Mueren más chicos por arma blanca en reyertas y enfrentamientos que muchachas. No hay ley que haga de nuestras vidas un laboratorio de variables controladas: actuamos cuando se produce el delito.
Otra derivada de los noes y los síes me suscita dudas. Estaríamos, paradójicamente, ante la vieja advertencia de las abuelas: ellos siempre van a lo mismo, (las mujeres querrían amor y sexo...puede que sí, puede que no) Es decir: un hombre jamás diría NO. Como no dice que NO, tampoco lo entendería, si lo oyera. Le gusta la chica y no pide permiso. Es el SI el que preserva, en palabras de la ministra, su autonomía y su seguridad. Pero el SI es innecesario cuando es que SI.
Puede una toparse con un cerdo, simplemente. Le dices que SI y luego te llevas el chasco de tu vida. Los síes y los noes no encajan en un esquema tan simplista, ¿cómo lo tipificamos en el código penal?
Seguimos tratando a las mujeres como "una especie protegida". He llegado a creer que nos presentamos (porque lo hacemos nosotras) como subhumanas. Es decir, no pasamos de ser un animal poco evolucionado. Nuestros asuntos...son cosa nuestra.
Se ve en la tele, en programas de ellas y para ellas. Llevan títulos del tipo "amigas y conocidas" o fórmulas así. Allí no hay un hombre, ni para disentir ni para acordar. Es como estar en la peluquería.
Para acabar de fastidiarlo, está el lenguaje. O metemos el "españolos y españolas" en la Constitución, o no somos gente civilizada. Es como lo de la "visibilización", que ya empieza a ser una letanía. Al fin y al cabo, las mujeres (bellas del señor) nunca han soportado "no ser vistas".
El empoderamiento es otro sortilegio en boga. No es "poder" (que está muy mal visto) es "empoder". Cada uno de nosotros quiere ser un semidios de sí mismo. Cada vez "el otro" existe menos.
De noes y síes, pues, va todo esto. ¡NO ES NO!, nos dicen, y solo el SI es SI, y todo lo demás es NO. No puedo evitar pensar (y perdóneseme la broma) en todos cuantos dan un SI a diario, para hacer el amor, pero hacerlo sin ganas.
El SI de la ministra es el SI DE LAS NIÑAS de Moratín, pero sin ironía. Ellas son sentimentales y solo quieren decir SI QUIERO al hombre que elija su corazón. El SI como camino de autoafirmación no es tan fiable, y sé lo que me digo. Hasta se organizan talleres para aprender a decir NO... 

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