lunes, 30 de noviembre de 2015

GRAN HERMANO

Mucho antes de que se inventara la televisión ya existía el periodismo. Atrás quedaron los tiempos de la edición de la tarde. Ahora se puede informar a escala planetaria y a la velocidad de la luz por este medio, pero como el rayo catódico no hay nada.
Son los elegidos de la fotogenia, los  príncipes del oficio. Vocalizan de maravilla y ganan más que muchos presidentes. Se dejan maquillar, les atusan el flequillo. Poseen factorías de sueños que facturan.
Representan el cuarto poder y lo ejercen a conciencia. Se pasan por el forro el código deontológico que exigen a otros. Salen a las calles y frecuentan sedes y palacios. Llevan acreditación y protegen sus fuentes.
Licenciados o no, se deben a los titulares. El doblelenguaje se hizo también para ellos. Si destapan un escándalo es porque alguien recibió un soplo. Están allí donde pasa algo.
En algunos formatos solo se dispone de un minuto. Si no has acabado, te cortan y listo. Hable usted de los impuestos, del empleo, de la Unión Europea. Un minuto, ¡es todo lo que tiene!
Por el periodismo televisivo transitan vedettes rutilantes. Viven y trabajan a un ritmo trepidante, news, news, news. Hacen de la televisión un abismo al que asomarse. Unos son mejores y otros no tanto.
Pueden fabricar un monstruo o pactar silencios. Le llaman blanco al negro y negro al blanco. Establecen falsos debates en menos de lo que canta un gallo. Hablan de día d, zona zero, perfil bajo.
Practican un curioso esdrujulismo sin que sepamos a qué se debe. Le sacan punta a todo y estrenan neolengua cada cuatro días. Graban, salen al aire, comprueban el share. Son los periodistas que juegan a ser nosotros.
El debate de Atresmedia se anuncia como tráiler de la Fox. Es el debate definitivo, el alfa y el omega, el debate total. Abrirá los ojos a los indecisos, creará escuela, hará historia, ¿alguien puede dar más? Se examinan todos, moderados y moderadores. Es tiempo de tele, más escaso que la visita de médico. Tres hombres y una mujer o, mejor dicho, dos estrellas y cuatro comparsas.
El show que preparan solo es imprescindible para el grupo. A los debatientes ya los conocemos de sobra. Yo haré, yo haría, usted hizo, usted no hizo. Y así sucesivamente. La Pastor y Vallés hacen carrera y engordan currículo. Lo mismo pensaron los pioneros de esta gran chorrada. Mejor ir a hablar de fútbol y a ver qué pasa. Ahí sí que te la juegas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario